Tuesday, January 31, 2012

Hojas de Maple…

La vida es como un maravilloso camino el cual está repleto de diferentes árboles, arbustos y diversa vegetación la que alegra o puede mostrar hasta el más tenebroso de los bosques.
Hace tiempo caminando por el sendero de mi vida, me topé con un árbol de maple el cual por su constitución se veía que era por naturaleza un pino grande y muy frondoso, pero estaba seco y maltrecho, y a verlo no pude resistir la inquietud de cuidarlo, y ayudarlo a que recuperar su maravilloso follaje, y fue cuando me decidí parar mi recorrido y recuperarlo, y me dedique a hablarle, a proveerle de agua, buscaba a toda costa que la luz del sol le diera todos los días, y al ver que sus hojas volvían a nacer me sentí la mujer más feliz del mundo, y me dedique a él con más ahínco y devoción. Comencé a podarlo y regarlo cada vez más y más… y sin darme cuenta,toda esa atención se convirtió en fijación, obsesión y obstinación por recuperarlo, y comencé a podar y podar, a cortar otros árboles con tal de que el sol lo rodeara todo el día, y pasaron los días, los cuales se convirtieron en años, y un día al estar recostada bajo su sombra, abrí los ojos y descubrí que aquel pino de hojas de maple, se encontraba más lastimado que cuando lo encontré, y que mis manos estaban llagadas, maltratadas, y sangrando sin cesar, mi mente cansada, mi espíritu gastado, y mi amor corroído por los distintos temporales… al ver que todo mi amor y esfuerzo era simplemente un fracaso…, supe que era hora de partir y dejar a la naturaleza con su sabiduría hiciera su trabajo, y con mis manos encalladas y mi persona desilusionada comencé a caminar sin voltear atrás, cada paso era más y más triste pero en el fondo sabía que era la correcto.
Y al paso del tiempo me di cuenta me detuve y con el avance de mis pasos con temor vire mi mirada, con curiosidad de saber si la copa del árbol seguía a la vista y mi sorpresa fue que mis pasos habían sido tan fuertes, rápidos y largos que la distancia recorrida era tan grande que en el horizonte ya ni siquiera su silueta el sol retrataba. Y me sentí tranquila mis manos ya habían sanado y mi espíritu volaba libre nuevamente.
Así pasaron soles y lunas, anduve por diferentes senderos y una noche de luna, sin pensarlo tropecé nuevamente con un MARAVILLOSO ARBOL CON HOJAS DE MAPLE, aquel árbol era grande y muy frondoso y al analizar sus ramas y hojas, comprendí que era aquel viejo árbol que con tanto ahínco intente rescatar, y confirme que la decisión que con tanto dolor había tomado había sido la correcta, y en ese momento di gracias por haber tomado esa tal difícil pero acertada decisión.
Me tome unos cuantos minutos para contemplarlo y en ese momento me di cuenta que había una chica que al igual que yo había sucumbido ante él, pero a diferencia de mi, ella si supo entender las necesidades de aquel árbol.
Y aquel árbol de maple que yo alguna vez me tope cabizbajo ya no era más el mismo… hoy coronaba el llano de aquella pradera Y EN AQUEL MOMENTO ME SENTI SATISFECHA y sin más ni más, viré mi mirada nuevamente al camino y pisada tras pisada supe que aquellas hojas de maple que caían con el viento ya no me entristecían que cada paso que me alejaba de aquel lugar me llenaba de felicidad, y camine y camine… y sigo poniendo un paso delante de otro, feliz y dirigiendo mi mirada en un gran riachuelo lleno de peces que brillan como pequeños diamantes a la luz de sol.

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